Está en Campus Lima desde cuando este nació (2003). Considera que la universidad es su segundo hogar. “Siempre he trabajado muy a gusto, con personas que nos apoyan constantemente para llegar a la meta”, expresa.
Por Elena Belletich Ruiz. 30 junio, 2025.
Ahora, Sonia Flores Oré se jubila e iniciará otra etapa en su vida, con nuevas propuestas y proyectos. Pero, eso será después, porque ahora piensa viajar, comenta: “Tomaré unas merecidas vacaciones. Me voy feliz por haber logrado mis metas y haber trabajado con excelentes jefes y compañeros de trabajo”.
Antes de comenzar a trabajar en la Universidad de Piura, lo hacía en Montemar. Ya en Campus Lima, se desempeñó como secretaria de Administración, de Gerencia Financiera; y, en tres periodos, ha sido asistente del Vicerrectorado.
Junto a su desarrollo personal y profesional, Sonia ha visto crecer el campus de Lima de la UDEP. “Ha ido avanzando poco a poco, pero a paso seguro. Hemos crecido mucho en todos los aspectos, con gran prestigio y buenos profesionales que inculcan valores a los alumnos”, dice. Con la autoridad que le dan los años dedicados a la universidad y el amor que le tiene, aconseja a sus compañeros que se sientan comprometidos con ella: “Aporten sus conocimientos para lograr los objetivos planteados por la universidad y espero que logren el éxito que desean tener, con su esfuerzo y dedicación”.
Durante sus años en la universidad, Sonia ha destacado especialmente por su entrega, el orden y por su buen humor. “Era pura alegría. Nos enseñó a trabajar con buen ánimo; es el modelo de secretaria perfecta. Siempre tenía todo bien ordenado; los archivos organizados por categorías y distinguidos por colores. Y, aunque éramos muy amigas, sabía diferenciar la amistad de lo laboral. Por ejemplo, cuando queríamos hablar con su jefe (ya que era secretaria de autoridades de la UDEP), no se dejaba llevar por la amistad, sino que respetaba la disposición de su jefe”, comenta su amiga de hace más de 25 años, María Panaqué.
En esta línea, Mónica García, quien empezó a trabajar con Sonia de manera más cercana desde el 2018, en el Vicerrectorado de Campus Lima, señala que destacan ella “su compromiso, generosidad, sentido del deber, una gran dedicación a su trabajo y a la universidad. Su calidez humana, y su compañerismo dejaron una huella en todos los que tuvimos la suerte de trabajar con ella”.
Linda Echegaray, coincide con Mónica y María, y refiere: “Sonia siempre ha sido muy amable y cariñosa; ordenada y estaba siempre atenta de los detalles”. Como compañera de trabajo, agrega Mónica, “es responsable y comprometida; pero, lo que realmente marca la diferencia es su calidad humana. Como amiga, es cercana y preocupada por los demás. No solo te pregunta cómo estabas, sino que realmente se interesa en escucharte y acompañarte si lo necesitas. La vamos a extrañar mucho”, anota.
De su calidad humana, agrega María: “Sonia sabe decir las cosas, corregirte de una manera tan sutil, delicada y siempre con una sonrisa, que no te das cuenta cuando lo hace. Su objetivo es que, al final tú te des cuenta del pequeño traspié y puedas corregirlo”.
Una despedida agradecida
Sonia se va de la UDEP y lleva consigo la gratitud de las autoridades de esta casa de estudios y el cariño de quienes la conocen así como el que siente por esta universidad: “Destacaría la formación constante y calidad humana de cada persona, los buenos profesionales que tiene y su preocupación por los demás colaboradores, lo que significa que cada persona está en el puesto indicado”, comenta Sonia, quien confiesa que siempre ha trabajado muy a gusto aquí: “Con personas que nos apoyan constantemente para llegar a la meta dando lo mejor, haciendo las cosas de la mejor manera para que todo salga bien y santificando el trabajo”.
Además, es una convencida de que cada miembro de la UDEP puede aportar un granito de arena al crecimiento de la institución: “Pueden hacerlo de muchas maneras: brindando un trabajo hecho a conciencia y con mucha responsabilidad, tratando amablemente a las personas, siguiendo indicaciones, atendiendo a la brevedad las solicitudes, ayudando a los demás en cuanto lo requieran y compartir experiencias que aportan al crecimiento, orden y discreción”.
“Agradezco profundamente las autoridades de Universidad de Piura y a todos mis compañeros que me han permitido estar con ellos por varios años, con dedicación y mucho cariño. Un fuerte abrazo a cada uno de ustedes”, expresa Sonia al despedirse.
¡Gracias, por tanto, Sonia!
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